Deléitese con la gastronomía regional tras un revitalizante paseo por la sierra.
En medio de los interminables paisajes alentejanos de la Serra d’Ossa, enclavado en una finca de 600 hectáreas entre Estremoz y Redondo, se encuentra el Convento de São Paulo, erguido en 1182 por eremitas que salvaguardaban la tranquilidad, el bienestar y la oración.
Actualmente convertido en un hotel de turismo rural, el Convento de São Paulo perpetúa esta atmósfera de una historia casi milenaria con la comodidad de nuestros días, lo que lo convirtió en un destino único.
Su rica colección de azulejos portugueses, los bajorrelieves de terracota, los frescos, una fuente florentina y la Iglesia Vieja, justificaron su clasificación como inmueble de interés público y monumento nacional; y merecerán, sin duda alguna, su estancia.
Algunas de las habitaciones están instaladas en las antiguas celdas monacales en la zona museológica del convento, eso sí, con todos los detalles de la vida moderna. El restaurante, antigua cantina donde los eremitas tomaban sus refrigerios, sirve platos regionales alentejanos cocinados con los productos de la finca, siempre bañados por vinos de su bodega.
El día se pasa con el mayor de los entusiasmos por el descubrimiento de la riqueza natural y del vasto patrimonio de vestigios de civilizaciones antiguas, desde monumentos prehistóricos a construcciones góticas, que atraviesa calles y templos romanos, esparcidos por la sierra y por toda la región portuguesa de Alentejo.
La noche se ve envuelta por una tranquilidad sin igual, en que el encanto y el sosiego del Convento de São Paulo, acompañada por los sonidos de la naturaleza, nos convidan al más que merecido descanso.
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